“ANDÁBAMOS SIN BUSCARNOS, PERO SABIENDO QUE ANDÁBAMOS PARA ENCONTRARNOS”

Esta es la historia de cuando encontré a Victor de casualidad , pero no creo en las casualidades por eso creo que como dice Cortazar en Rayuela “Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos”. Algo llevo a esta Argentina a un lugar poco conocido para mis compatriotas en el sur de México. No es Cancún , no es Playa del Carmen ni Tulum es Agua Azul en Chiapas . Agua azul es una cascada de (como indica su nombre ) agua de un tono azulado esta rodeada de Selva y llegar a ella me llevo toda una noche de viaje en bus desde Playa del Carmen hasta Palenque , que es la ciudad mas cercana . Fue mientras recorría la feria de artesanías que se encuentra alrededor que el corazón me empezó a latir mas fuerte , como si me avisara que algo maravilloso estaba por pasar. Levante mi mirada y un grupo de niñas y un niño que estaban vendiendo frutas me miraban y susurraban , algo normal para una persona como yo, pero esta vez era diferente : las niñas le estaban diciendo a ese niño que yo tenia la mano igual a el. Cuando me di cuenta levante mi bracito y lo salude , inmediatamente su cara se lleno de una sonrisa gigante . Las comunidades aborígenes de esa zona son muy cerradas casi no acceden a habl

r en español pero logre sacarle que se llamaba Víctor , que tenia 8 años y que nuca había visto una persona con una manito como el . Le compre unos plátanos y por suerte tenia algunos regalos en mi mochila que le di , pero pronto me vi rodeada de niños que también me pedían cosas y para los que ya no me quedaba nada . Con esa alegría de conocer a Víctor y tristeza de no tener regalos para todos sus amigos me fui de agua azul , con la esperanza de poder volver un día a ayudar a la comunidad de Agua Azul . En mi lista de sueños por cumplir esta el de un día volver a Agua Azul a buscar a Victor … esta vez andando para encontrarlo.